23.3.10

relato


Había humedad.
Ella siempre se acuerda de que había humedad.
También sonaba un tema de babasónicos, esa es la segunda cosa que siempre recuerda.
Como en una danza desprolija y sensual la voz de Dárgelos se mezclaba con las gotas de rocío caliente en las baldosas salpicadas de gris.
Un aire tibio colmaba el espacio y el gris era menos gris ese martes, el ruido sonaba como música y la transpiración que antes molestaba se transformaba en el perfume perfecto para la ocasión.
A decir verdad... había una humedad insoportable, la música estaba muy fuerte y la ropa se nos pegaba a la piel. Verano metropolitano en todo su esplendor. Pero Ella no se acordaba de eso... Ella tenia la música en la piel, los labios rojos alborotados, las manos presurosas por encontrar a alguien que ni siquiera conocía.
Entoncés pasó. Miendras Adrián nos cantaba "a tu lado retrocede el tiempo..." Pasó.
Y ella me contó que fué mágico.
El tiempo se detuvo por un instante.
La música desapareció.
Una luz deliciosa cegó sus ojos.
Sintió su ropa arder, sus labios estallar
Entonces no pudo hacer más que caminar lentamente a Su encuentro
Abrazar la luz
Acallar su pasión y detener las mil imágenes que venían a su mente
Caminando con seguridad y deseo llegó a él
Pudo sentir sus almas unirse y danzar al compás de la humedad que reinaba en el ambiente
Y en ese momento lo supo, lo había encontrado.
Así me lo contó Ella... y yo le creí.
Pero a decir verdad... desde un rincón los ví.
Dos sonrisas estúpidas.
Una mujer sonrojada.
Un encuentro casual que terminaría en dos o tres más encuentros no tan casuales.
Los ví y me di cuenta... a los veintitantos ya una desarrolla cierta intuición.
Me reí.
Disfrute de ver a Ella tan feliz...
Y entendí. En ese momento lo supe, Ella, lo había encontrado.