11.2.12

Carta abierta

Ya no puedo pensar por dos.
Entonces voy a tener que empezar a creer todo lo que dicen de vos.
Las opciones son pocas, después de tantos años ya no tengo fuerza, nada me ayuda a evadir todas las señales de alarma y aquellas seguridades oscuras que me rodean. Y si por tanto tiempo luché para seguir viendo luz en vos fue porque realmente me supe vencedora, dueña de la verdad... dueña de una verdad que jamás fue mia.

Ahora estoy en esta nueva posición. Acorralada y con un nuevo camino frente a mis ojos que no quieren ver. Mis ojos que inventan un paisaje nuevo. Mis ojos que se quieren quedar atrás, lejos, con vos.

La locura fue siempre una respuesta. Tuya, mía. Cuando nadie entendía mis perdones, cuando nadie entendía mis eterna defensa ciega, cuando nadie entendía cómo se puede crear un amor de la nada. Cómo se puede amar desde el abismo y la basura barata. Ahí estaba  la locura para dar respuesta fácil a todo aquello que nunca supe explicar. Siempre hubo una palabra escrita para ayudarme a evadir las verdaderas razones de mi amor. En este momento ya no las busco. Alguien tiene en este mundo verdaderas razones para el amor? Por qué el mio deberia ser menos real a mis ojos si así lo senti yo? Si lo viví, lloré  y respiré durante tantos años?


Una vez me prometiste que YO nunca te iba a olvidar, y te di la razón. Pero hoy me doy cuenta que es muy larga la lista de desconocimientos que reina en tu vida, sabías que "nunca" y "para siempre" son dos grandes ficciones? Sabías que nadie tiene comprado un segundo? Que morimos y renacemos en cada uno de ellos? Cuando me doy cuenta de TODO lo que NO sabés me pregunto si tanto tiempo de sufrimiento de mi parte es solamente un capricho tuyo por no dejarte amar en paz. Me pregunto si realidad... Me pregunto si vos... si yo... Será que simplemente no entendés NADA del amor? Puede ser que sepas aún menos que yo?
Hoy tengo que dejar de cuestionar a la vida para poder empezar a vivirla. Agoté todas las opciones. Y creeme, aunque poco te importe, que intenté seguir quériendote. Intenté volver a lamerme las heridas sola, pero ya no puedo más. Necesito crear espacio en mi corazón para que llegue alguien más. Alguien que me de un poco de su fe. Alguien que ponga paños frios en este cuerpo quemado. Esta piel que viene de una guerra de cien años y ya no soporta ni una batalla más. Al menos no una sin sentido. Al menos no una sin frente y sin enemigo.


A mi manera, te cuidé. A mi manera, protegí tu nombre del presente que vos creaste para él. Miré profundamente. Tuve fe en el niño que eras. Tuve fe en el hombre que imaginé para vos. "El hombre que imaginé para vos", esa frase va a ensordecer mi mente por un tiempo. Creo que "El hombre que imaginé para vos" no distaba mucho del que veían todos. La única diferencia fue que años después el mundo lo daba por muerto y yo aún seguía confiando, esperando. Y aún lo espero. Me gustaría cruzarme con él alguna tarde inesperada. El problema, o la solución, es que si pretendo que ese hombre se cruce con "La mujer que imaginé para mi" es muy necesario que se terminen mis palabras, mis pensamientos, mi energía y mi amor a la distancia. Los mensajes cada lustro y las miradas cómplices cada tres años.


Sé que a tu manera me cuidaste. Durante años me cuidaste de vos. Juntos hicimos el esfuerzo. Ahora recuerdo momentos en los que fui apreciada. Como una muñeca de cristal. Me mirabas de lejos, conteniéndote para no romperme. Nunca me amaste y sin embargo tuviste la decencia de cuidarme a veces. Pero mientras tu alma se borraba se borraron también las barreras de lo correcto e incorrecto. Entonces bajé mis barreras también, te dejé entrar, y tal como lo habías vaticinado hace años... me destruíste sin pensarlo. Y en esa destrucción estamos mi elección y yo. Mi capricho y yo. Mi amor y yo.


Si alguna vez pensé "nadie nunca te va a querer como yo" fue simplemente porque me faltaban muchos días que vivir. Hoy creo que seguramente te habrán amado más y mejor. Y espero que vuelvas a encontrar eso en los días por venir.
Si alguna vez sentí bronca fue simplemente porque, aunque suene ilógico, creí que era un sentimiento que podia ayudarme.
Si alguna vez te perseguí, incomodé o fui un estorbo para tus objetivos personales, te pido disculpas, era una niña con demasiado amor y demasiada pasión en un cuerpo muy chiquito. Sí, intento justificarme aunque odie las excusas. Pero mi despedida tiene que ser coherente con todo lo anterior verdad? Siempre diste vuelta mis odios y encendiste mis pasiones más bajas.


No se decirte adiós porque siempre estás, en un rincón de mi mente o a la vuelta de la esquina. De manera cósmica e inexplicable o parado  frente a mi sonriendo sin sentido.  Te pido, aunque me duele, que ya NO ESTÉS. Sinceramente no sé que voy a hacer con todo este vacío que se arma cuando te tengo lejos del todo. Pero algo se me va a ocurrir. Siempre tengo una solución a mano, lo sabés bien.
En algún momento voy a dejar de llorar, pero me tenés que permitir hacerlo. Yo ya lo hice.